martes, 1 de enero de 2008

Al comenzar este nuevo año debo declarar muchas cosas. Es extraño declararlas por escrito pero es la mejor forma que tengo hacerlas. Al pasar el limpio a ratos me decepciono de mí misma, en otros me enorgullezco, pero esto último sólo cuando veo que es Dios quien intervino (cómo resuenan esas palabras de mi amiga Caro: "todo lo bueno proviene de Dios"...Qué verdad!).


El año pasado trajo muchas cosas buenas, pero principalmente declaro la obra de Dios en mi vida a través de la Palabra. Fue muy hermoso, sobre todo para una joven que ha psado toda su vida en una iglesia pentecostal sin una clara base bíblica.


Después de tres años de estar más que confundida, el Señor utilizó grandemente a mi amiga y hermana Carola. Ella me recogió en un escaño de mi universidad. Después de llorar conmigo por el estado en que estaba, abrió las escrituras y todo cambió. Fue tan extraño??? se paseó por Romanos, luego por los Salmos. Confrontó mi angustia, esa depresión que me había hecho perder a los seres que más amaba con la angustia del Rey David. Luego me llamó a arrepentirme y a confesar mis pecados ante el Señor...la mañana avanzaba, los alumnos se cambiaban de cátedras y nosostras junto al Señor dialógabamos. Luego me habló de la obra redentora de Cristo...qué extraño que me hablara de eso a mí, si yo era una reconocida cristiana en mi iglesia e incluso en gbu donde fui reconocida, llegando a ser secretaria ejecutiva...de qué me hablaba???


Recuerdo que me llamó soberbia, altanera...lloré. Me vi pecadora. Ausente total de los propósitos trazados de Dios hacia mi Vida. Fue bueno. Fue real. Fue crucial.


Me he equivocado mucho en este tiempo...demasiado, pero es distinto ahora. Miro hacia atrás y no puedo hacer otra cosa que llorar y pedirle a mi Señor que perfeccione su obra en mí. En mi trabajo no siempre fui luz. Me equivoqué. En casa junto a mi padre no siempre fui lo que Él quizo que fuera. En la iglesia no fui lo suficientemente paciente para soportar la carga histórica de ella. No he sido lo que Él quiere que sea. Estoy tan lejos de serlo, pero quiero aspirar. Quiero encontrarte. Estoy aquí iniciando este nuevo año, aspirando a ser lo que tú quieres que yo sea. Aspiro. Anhelo tu obra en mí.

Mi vida, las preguntas que aún no se resuelven las escribo en tu corazón y descanso en que tú a su tiempo las responderás. Quiero estar gozosa en tu Salvación. Que tu Espíritu me reviva. Que seas Tú. Que Sólo Tú bastes.




1 comentario:

Boris González dijo...

Magdalena:
Gracias por tu visita. He leído antentamente tu artículo y no me sorprende lo que expones. Te explico: Hoy existen muchísimas personas que son nacidas y criadas en una iglsia X, pero nunca han conocido a Dios. Eso significa que son iguales a Job, que solo de oídas han oído a Dios PERO no lo conocen de verdad. Muchos pasan 20 años en una congregación y jamás han tenido un encuentro con Cristo. Me alegro que tú sí. ¡Adelante, querida Magdalena! Ahora tu rescata a otros como lo hicieron contigo...

Atte.,
Boris