domingo, 5 de febrero de 2006



Haz mi carga liviana,
convence a mi mente paralizada por los cánones de un mundo caido.
Hazme sonreir con tu felicidad,
ésa que se encuentra en el horizonte de lo eterno.
Convénceme, enamórame,
atráeme a ti.
Quiero estar para ti
como tú estás para mí.
Mis huesos siempre están a disposición de abismo
porque mi mente se confunde en el presente
Convénceme, enamórame
haz que mis ojos sólo se conviertan a la realidad suprema.
Convénceme, convénceme!
Convénceme de sentir la primavera,
de olfatear tus caminos,
de escuchar el silbo apacible.
Convénceme de crecer.
Convénceme de abandonarme en ti...
El tiempo pasa y la noche se acerca.
Escucho tu voz al otro lado de la puerta.
Estoy en mi cama muerta de amor
pero hay algo que me paraliza- quizá sea la cobardía.
Soy tuya, lo sé, pero no puedo cruzar el dintel.
Me arrepiento, lloro; y lo hago porque te necesito!
Convénceme, sedúceme
Borra los prejuicios, los temores;
borra incluso mis barreras intelectuales si son necesarias,
ya que están construidas de arrogancia.
Abandónome en ti, quiero hacerlo!
para encontrar paz,
para encontrar eternidad
para Ser.
Tú estás, lo sé,
pero quiero ahora que estés aquí, todavía más cerca.
Tan cerca que ni los ojos de los otros puedan distinguir las diferencias.
Convénceme, enamórame
enceguéceme al mundanal ruido de los temores.
Quiero ser, quiero estar
como tú eres y estás.
Ya no quiero aspirar más,
quiero que sea presente.
Que sea permanente.
Carezco, y estoy hambrienta
cansada de mí misma.
Convénceme, enamórame,
sedúceme.
Estoy llana, ahora es el momento.
Háblale a mi corazón,
convéncelo!
Estoy hambrienta.
Hazme sentir tus brazos,
conocer la inmensidad,
la eternidad...
el infinito...conocérte!






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