lunes, 1 de marzo de 2010

Vulnerabilidad

"Vulnerabilidad por estar donde estamos" Son las Expresiones que resuenan en los diálogos que se entremezclan entre los periodístas, los políticos y los más comunes y simples ciudadanos.
La tierra se mueve y hablamos de vulnerabilidad. El límite marcado entre la vida y la muerte. Entre las pérdidas y la posibilidad de rescatar siquiera algo. Vulnerabilidad, inestabilidad, oportunidad de ser herido, de no poder evitar lo inevitable. Vulnerabilidad.
Me llama la atención la reiterativa expresión y la carga semántica de la misma. Pero pienso, me miro francamente y me veo vulnerable. Más allá de los aconteceres sísmicos y naturales, veo mi humanidad limitada, vulnerable rememorando los hitos propios de mi existencia.
Muchos momentos de mi vida, desde las pequeñas y concretas caídas en los juegos de niña. En las ausencias de esos seres queridos, de los afectos. En los fracasos que pintaron un presente olvidado. En las esperanzas acalladas. Vulnerable, sí, lo mastico y pienso. Soy hija de una sociedad donde el placer y la voluntad priman. Donde el egoismo se esconde bajo el eufemismo de la sana competitividad. Pero el discurso se acalla cuando se choca con la debastación, la inestabilidad, con la vulnerabilidad.
La expresión la escribo y luego miro desde mi rincón íntimo. Una brisa suave me abraza y refresca el pensamiento que me embarga. Me dejo abrazar y luego reconozco.
Rememoro los momentos. Los siento en mi garganta y reconozco el sabor suave y aliviador. Sabe a amor perfecto, fechado en un génesis absoluto, pues me pensaron en aquel momento. Firme, fuerte, Eterno. Cálido, Real, Sincero. En los momentos en que he sido vulnerable, en medio de mi ego caído y aplastado,ese sabor me embarga.
¿Quién soy para que tengas de mí memoria?- le pregunto, arrepentida. Con mi cabeza abajo. Mi mirada contemplando al suelo y la expresión citada dando vueltas. Miro mi arrogancia, mi autosuficiencia en ese suelo. La perplejidad de ese amor me conmueve.
No hay cuestionamientos, sólo un aportunidad real para un nuevo y real encuentro. Es entonces que reconozco Tu Nombre. Lo repito mientras me levanto convencida y persuadida de mi limitada existencia. Repito tu Nombre. Ya no hay temores.

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