AUTOENGAÑO


En una conversación de esas que dejan huella con mi amiga Carola reflexioné sobre mi espiritualidad. Con anterioridad había escrito sobre mi relación con la iglesia que me ha acogido durante tanto tiempo. reconozco que mi escrito era contestatario, agresivo...uf, en realidad, dejé fluir más de un mal sentimiento.
reconozco que leer las escrituras y descubrir verdades que en mi iglesia jamás me han expuesto o enfrentar verdades bíblicas que se pregonan pero que no se ejecutan me enfurecía. pero quién soy yo...
mi amiga me hizo ver a través del espíritu santo que no soy quien para juzgar tan duramente a mi comunidad. El Señor me ha llamado a ser Luz, amar al más débil y fortalecer a los que tengan hambre de su Palabra.
Me autoengañé, estoy llena de arrogancia. Mi piedad no es tal. me convertí en una farisea que le enrostraba su poca consecuencia a los líderes espirituales y no fui capaz de mirarme a mí misma. Quizá yo no cometó los errores que ellos o quizá mis errores no son tan visibles como los de ellos por no estar yo en un lugar de liderazgo. Pero mi corazón se apartó de la Verdad. Se apartó de la meta. me autofortalecí en mi efímera piedad, en la incongruente Piedad a la manera de mi arrogante humanidad.
Dios, perdordóname. Soy tan limitada, tan terrena, tan caída...Soy pecadora y la peor de todas.
Mi pecado me hace sentir que mi humanidad se superpone a los que son más débiles. Mi arrogancia me hace creer que soy la defensora de la ley de Dios. "Pero si yo nunca he hecho eso"..."pero Yo si tengo temor de Dios"...Pero "Yo...Yo...Yo...ellos". Qué falsa soy. Que engañosa.
Señor ten piedad de Mí. Hago mía la expresión "límpiame más y más de mi Maldad". Soy soberbia. Abunda en mí el Pecado. La arrogancia me apresó. Ruego a ti por el perdón. Quién soy yo? Quién. Muero porque no muero. Muero por abandonar mi humanidad: Mientras más pretendo acercarme a ti, más lejos me lleva mi orgullo. No soy autosuficiente. No soy yo la Verdad. eres Tú. Muero por morir día a día. Yo quiero proseguir a la Verdad. Ya no quiero ser un sepulcro blanqueado. No oro de pie en la iglesia para exponer mi méritos, porque no hay ninguno. Sólo decir: "Sé propisio a mí, la más vil de las pecadoras".