miércoles, 17 de octubre de 2007

Llévame a la Roca que es más alta que yo!

La roca. Hablar sobre la roca es hablar de un puerto seguro. No soy suficiente, mucho menos autosuficiente.
Anoche recordé los momentos en que me desesperaba con facilidad. Aquellos donde la tristeza me invadía, cuando se nublaba mi presente, hoy ya olvidados, ya muertos, ya escritos.
Anoche recordé los delirios de angustia que me envolvían de desesperanza, de rabia, de egoísmo.
Anoche pasaron tantas cosas...
Anoche me vi frente al espejo de los cuestionamientos, pero miré bajo mis pies y, definitivamente, esta vez era distinto, Tú estabas sosteniéndome.
Anoche lloré un rato, es cierto, pero pronto vino la calma. La noche se vistió de algodones, mi almohada olía a azahares. Descansé, increíblemente descansé pero sólo fue porque Tú me sustentabas.
Anoche ms oídos se abrieron a escuchar aquel silbo apacible. La brisa nocturna que me envolvía en la belleza de las rosas que tanto me gustan.
Llévame a la Roca! Qué verdad! Llévame, Señor!.
Yo descansé y dormí, y desperté sólo porque era Tú quien me sustentabas.
Uno, dos, tres, respiro Eternidad. Declaro tu verdad. Soy. Estoy. Vivo de pie en tu Gracia.

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