lunes, 16 de enero de 2006


Cuando la tarde cae con las emociones a flor de piel,
y mi espiritu comienza a retraerse como una flor de campo sin olor,
me humillo ante lo eterno, ante Ti Señor.

Es entonces que Confieso mis temores ocultos,
escondidos en el rincón más íntimo de mi ser.

No lo entiendo, muchas veces no lo entiendo, pero pasa.
Fluyen, y no hay cómo explicarlos.
Pero tú estás ahí! SIEMPRE ESTÁS AHÍ

La tarde cae, los ruidos se recogen
y la amenaza de quedarme sola
con el silencio ensordecedor de la angustia
se levanta con vigor.
Pero tú estás ahí! TÚ SIEMPRE ESTÁS

Déjame convencer a mi abatida vida de que no hay problema, Tú estás!

Que ensordezca a los murmullos
de los engañados sentimientos

que intentan acallar el sonido de la noche estrellada
aquella que tiene
aroma a polvo de esperanza,
a tu piel

Doblégame Señor!, doblégame a la ensangrentada cruz vacía donde estuviste tú


Doblega mis emociones engañosas que me impiden ver

Toma el martillo y los clavos para amarrarlas a esa cruz,
sólo así encontraré
paz. Sólo así te encontraré.
Sólo así tu presencia se hará re
al en mi atardecer!

No hay comentarios.: