REEDITANDO
En un viaje nocturno por los blog de otros, recordé un escrito que hace un año escribí en un momento de mucho dolor. Es extraño, pero siento que debo publicarlo nuevamente y dejar que la voz de la Vida se escuche como en ese entonces.
El contexto del escrito era una casa oscura llena de recuerdos en una noche quejumbrosa donde la eternidad parecía envolver el cronos. Con angustia, conociendo empíricamente el valor semántico de la expresión angustia, lloré y grité de dolor. Una mezcla de rabia y abandono me abrazo en ese entonces, pero seguidamente vino a mí el arrepentimiento por olvidar mi honor (soy de Él, ahí está el honor, y yo, yo me doblegué)
Es así entonces que nace la siguiente oración:
Ruge!, ruge!
para que mis penas se vayan
y mi humanidad se doblegue a lo Sublime,
a lo Perfecto.
Ruge,
para que los pájaros de la duda
emprendan el vuelo,
y dejen mi alma libre
del engaño de lo finito
que asfixia, que destruye.
Crea en mí, Oh Dios,
la esperanza de Vida,
de la Vida que se Vive,
de la Vida que no muere.
porque en Ti todo es eterno.
para que mis penas se vayan
y mi humanidad se doblegue a lo Sublime,
a lo Perfecto.
Ruge,
para que los pájaros de la duda
emprendan el vuelo,
y dejen mi alma libre
del engaño de lo finito
que asfixia, que destruye.
Crea en mí, Oh Dios,
la esperanza de Vida,
de la Vida que se Vive,
de la Vida que no muere.
porque en Ti todo es eterno.
La vida cobra sentido en la Verdad de la Vida, en la Cruz. "No hay victoria sin batalla. No hay corona sin CRUZ!"