domingo, 14 de septiembre de 2008



una buena mujer me dijo: "No es bueno desesperar. La desesperación nos lleva a la soberbia porque nos hace buscar respuestas en nosotros mismos. Nosotros somos limitados. El cristiano, en cambio, es humilde, espera en su Señor"
Guarde silencio, respiré profundo y ofrecí a Dios mi vida y mis circunstancias.
Me arrepentí de la tentación de desesperar. Creo, espero: Dios tiene el control